BOLLITOS FRITOS (receta de mi tatarabuela)

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Estupendo domingo el de ayer. Y eso que no me gustan nada de nada. Desde niña cuando llegaba el domingo me invadía una especie de melancolía y aún hoy no consigo librarme de ella cada vez que amanece otro domingo. Pero a veces surge la magia y de la manera más espontánea mi familia, mis padres, mis hermanas,  los niños que sumamos cuando nos juntamos,  más los piojos pegaos (así llama mi madre muy cariñosamente a sus yernos) disfrutamos de un rato entrañable y divertido. Comes bien y en la mejor compañía, la sobre mesa se eterniza y nadie mira el reloj, miento, mi padre contaba los minutos para sentarse al frente de la TV y ver a la UD Las Palmas (no pudo ser esta vez, pero volveremos a estar en Primera, no me cabe duda). Llega el cafecito y entra la tarde por las ventanas, seguimos hablando y pasándonos a la peque de la casa de brazo en brazo. Corriendo a ver quien llega primero a cambiarle el pañal, compitiendo entre las tías a ver quien de las dos,  la duerme mejor. Y ella como una reina. Y sigue pasando el tiempo y el ratito y estás tan a gusto que te olvidas por completo que en nada será lunes y que la rutina en forma de despertador te pondrá los pies en el suelo y entonces empezaremos a correr en esa especie de Gymkana en la semana…. Pero felices porque el buen sabor que deja un buen fin de semana lo traduces en la sonrisa con la que empezar la siguiente. Qué duda cabe, es el mejor maquillaje. Y nos sentamos a ver a la UD, vibramos algo, nos emocionamos otro poco, sentimos aunque solo fuera por instantes la victoria pero….. La UD se queda en segunda y nosotros nos quedamos en el domingo que se acaba pero ahí estaba mi madre y en segundos transformó el hastío colectivo en una tarde noche de domingo SENCILLA Y MARAVILLOSA. Enseñó a su hijas y a tres de sus seis nietos la receta de estos bollos.

Como si estuviéramos en una campamento castrense, nos organizó en dos minutos. Iba dando pautas y a la vez que nos enseñaba,  nos contaba  que esta receta ya la hacía su bisabuela pero quien mejor la preparó siempre fue su tía Lola (ya no está con nosotros). Mis hermanas y yo tuvimos la suerte de conocerla y digo suerte porque era una mujer tan especial que dudo mucho que en este mundo haya habido alguien tan siquiera parecida a Lola. Era madre, era esposa, era abuela,  bisabuela, hermana. Cocinaba, cantaba, bailaba, jugaba a la Brisca sin derrotarla nunca rivales. Ella fue y ya lo será por siempre, la madre que tan pronto le faltó a sus hermanos. Los educó y los crió en un momento lleno de dificultades. Fuerte como una roca y nadie nunca vio renuncio alguno, al contrario siempre tenía una sonrisa en la boca. Los recuerdos más entrañables que guardo de ella era cuando llegaba a mi casa, apoyada en su bastón y con su perrita Linda un pequinés  y en el hueco de la mano más libre cargaba una gran lata llena de estos bollos para las niñas de Ana (mis hermanas y yo), se sentaba en el cuarto de estar, la perrita echada a sus pies, pasaba la tarde con su hermana, mi abuela y las horas volaban y los bollos de la lata. Cuando se iba la casa permanecía un buen rato en absoluto silencio, Lola llenaba el tiempo y el espacio de cuantos lo compartíamos con ella. Antes de salir por la puerta nos agarraba fuerte los cachetes y nos besaba las mejillas en un sinfín de besos sonoros y llenitos de cariño. Se sonreía hasta las orejas y advertía divertida y cómplice que la lata de bollos ya estaba vacía. Nos guiñaba el ojo y salía, apoyada en su bastón, de la otra mano tiraba de la correa de Linda…. Recuerdo el día que nos faltó, mi madre quiso verla y yo que ya andaba por la  la adolescencia no llegaba a entender del todo por qué quiso pasar ese trance a mi modo de ver doloroso, ella me miró y me respondió: -Quise apretarla y besarla como hacía ella siempre con todas nosotras. Besé sus manos porque hicieron mucho por todos, siempre. Y salí en paz mi hija, por que se fue tranquila y con su sonrisa. Aquel día a todos se nos rompió algo, sobre todo a mi abuela, ella misma me dice que a partir de ese momento, su vida no ha sido la misma. No hay día en que no la eche en falta. Saborear estos bollos es pensarla, recordarla y sentirla muy de cerca. Quedan bien buenos, pero los suyos como ella misma, no volverán a repetirse.

INGREDIENTES:

3/4 Kg de Harina de esponja

1 y 1/2 (vaso y medio) de azúcar blanca

3 Huevos

1 vaso de aceite de Oliva

La ralladura de 1 limón

2 Cucharas de postre de matalauva o anís en grano

El zumo de 1/2 naranja

2 Chorritos de leche

Aceite de oliva para freírlos

Azúcar glass para espolvorear al final

PLANAZO PARA UNA TARDE DE FIN DE SEMANA:

En un recipiente ancho y hondo, batimos bien los tres huevos.IMG_6770Una vez batidos, incorporamos el vaso de azúcar blanca y volvemos a batir hasta que el azúcar quede bien incorporada.IMG_6768

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Una vez integrada el azúcar, añadiremos el vaso tamaño de los de beber agua, de aceite de oliva (no virgen) y volveremos a batir.IMG_6765

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Ahora iremos incorporando la harina de esponja, pero para esta operación hay que prestar atención:

Utilizaremos en total 3/4 de harina de esponja, pero lo haremos de tres veces, así que lo ideal es separar en 3 partes iguales los 3/4 de harina. Por lo que haremos 3 montones de 1/4.

Ahora a la mezcla anterior le añadiremos 1/4 de harina de esponja y batiremos.

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IMG_6777Batimos bien, dejando el 1/4 kilo de harina de esponja lo más integrado posible a la mezcla. Una vez conseguido, añadimos un segundo cuatro kilo de harina de esponja y volvemos a batir. ya solo nos queda 1/4 kilo y lo reservaremos para más adelante.

Si al batir esta segunda tanda de harina vemos que nos cuesta mezclarlo, añadiremos (a ojo) un chorro de leche y si fuera necesario un segundo chorro. Debe ir quedando una masa un poco más firme, no cremosa pero si pegajosa.IMG_6783

IMG_6782Una vez no veamos harina, no importa que queden algunos grumos, echaremos las dos cucharas tamaño postre de anís en grano. La medida también puede ser dos cuencos de la mano. (Así los medía mi tía abuela Lola).

Las manos de mi madre, enseñándonos

Las manos de mi madre, enseñándonos

IMG_6787Mezclamos bien el anís en la masa.

Ahora incorporaremos el zumo de media naranja (se puede exprimir a mano)IMG_6791

IMG_6793Volvemos a mezclar dejando bien integrado el zumo en la masa.

Ahora rallarenos el limón, solo la parte de la cáscara que tiene color, nunca la parte blanca porque el resultado sería muy amargo.IMG_6779

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IMG_6800Mezclamos de nuevo de manera que quede bien repartida en toda la masa la ralladura del limón.

IMG_6796Después de esto ya nuestra masa está casi lista. La consistencia en este momento debe ser de masa pero pegajosa, algo así que se estire como un chicle y que cueste despegarla de las manos.IMG_6798Prepararemos entonces la superficie sobre donde vamos a terminar de trabajar, así que limpiaremos y secaremos bien la zona que debe de ser amplia y plana. Sobre la misma espolvorearemos algo de la harina que tenemos reservada, no mucho si no lo suficiente para que no se quede pegada. IMG_6803Colocaremos la masa sobre la superficie preparada y poco a poco, mejor si contamos con ayuda para no tener que lavarnos las manos cada vez, iremos incorporando el cuarto kilo de harina de esponja que teníamos reservado. Cada que vez que echemos harina, amasamos un rato con las manos. Al principio notaremos que se nos hará difícil pero a medida que vayamos incorporando harina, la masa se irá compactando y se volverá más manejable. IMG_6805

IMG_6811Cuando ya hayamos incorporado toda la harina y notemos que la masa se trabaja con facilidad, empezaremos a cortarla en pedazos para ir formando los bollos.

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IMG_6814Con cada trocito, iremos haciendo una bola que luego estiraremos y haremos una especie de gusano. Uniremos sobreponiéndolos, ambos extremos y ya tendremos formado el bollo.IMG_6816

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Cuando ya tengamos todos nuestro bollos formados, pondremos una sartén con abundante aceite de oliva al fuego y echaremos dentro un trocito de cáscara de limón (secretos de abuela). cuando el aceite esté bien caliente iremos incorporando y friendo los bollos. Los dejaremos dorados, cuidado que no se quemen porque se hacen enseguida. En cuanto empiezan a recibir calor, notaremos que se inflan y crecen un poco de tamaño, así que habrá que vigilarlos bien.IMG_6817

IMG_6820Una vez fritos, los colocaremos sobre papel secante para retirar el exceso de aceite y que se vayan enfriando. Una vez fríos, espolvorearemos azúcar glass por encima al gusto de cada uno y guardaremos en una lata que es donde mejor se conservan, hasta dos semanas, pero en mi casa no suelen llegar al día siguiente.

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7 comentarios en “BOLLITOS FRITOS (receta de mi tatarabuela)

  1. Hola, tengo el problema de que siempre, una vez que se enfrian se me quedan un poco duro. Hay algún truco para que se quede mas blanditos?.
    Gracias

    • Muy buenas Mery, tienes toda la razón, de un día para otro se van secando. Yo lo que hago es guardarlos en una lata y antes poner la tapa, humedecer sin que escurra agua un paño. Lo coloco encima de los bollos y tapo. Aún así se secan algo, pero menos. Espero que te funcione y gracias por dedicarle tiempo a mis recetas.

      • Puedes probar a guardarlos en un tupper de plástico o envolverlos en film.

        Aprovecho para preguntaros si la harina de esponja es lo mismo que la harina de fuerza. Si no es así, dónde se puede comprar la harina de esponja?

        Saludos

      • Hola Bernardo! La verdad que no se si es lo mismo. Pregunto y te digo. Yo la harina de esponja la encuentro en cualquier supermercado

  2. Hola, aunque se que esta receta está publicada desde hace tiempo, así como también sus comentarios y por lo tanto quizás no sean ya leídos, ño quiero dejar de incluir mi humilde comentario. Me ha encantado la introducción y el cómo has narrado tus vivencias, vivencias que perduraran por siempre en tu mente y en tu corazón, comparto que me he emocionado , me encanta sentir el regocijo de las personas al vivir experiencias. …… y con los bollos comentar que mi mamá hacía unos muy parecidos y me encantaban, lo que ahora no los hace porque está un poco mayor y cansada, pero al igual que a ti, recuerdo esos maravillosos momentos en los que mi madre se pegaba toda la tarde en la sartén y nunca se llegaba a llenar el plato de bollos porque ya muchas manitas (mis hermanos y yo cuando éramos pequeños) iban cogiendo un billón tras otro.

    Muchas gracias por compartir esta receta y sobretodo tuvivencia. Un abrazo

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